Riesgos laborales y prevención en trabajos ferroviarios: seguridad sobre raíles
El mundo del ferrocarril siempre ha tenido un magnetismo especial. Desde el primer tren de vapor hasta las líneas de alta velocidad, el transporte ferroviario ha sido sinónimo de progreso y conexión entre territorios.
Sin embargo, detrás de cada viaje seguro y puntual, existe un engranaje humano que trabaja en talleres, estaciones y vías, muchas veces en condiciones complejas. Estos profesionales, esenciales para que todo funcione, se enfrentan a riesgos laborales muy específicos que exigen medidas de prevención rigurosas.
Un sector con riesgos singulares
El trabajo en torno a los trenes no se parece a ningún otro. A los riesgos habituales en la industria —caídas, golpes, atrapamientos— se suman otros exclusivos del entorno ferroviario. Uno de los más graves es el atropello o arrollamiento durante tareas de mantenimiento en vías activas. No es casualidad que este riesgo esté presente en la mayoría de los protocolos de Adif y otros gestores de infraestructuras: la coordinación y la señalización previa son vitales para evitar accidentes fatales.
Otro peligro recurrente es la electrocución. Las catenarias y sistemas eléctricos de los trenes manejan tensiones elevadísimas, lo que convierte en indispensable la formación específica y el uso de equipos dieléctricos en los trabajos de reparación. Tampoco se puede olvidar el riesgo por exposición a vibraciones y ruido, que afecta tanto a los trabajadores de maquinaria pesada como a quienes operan en talleres. A largo plazo, esta exposición puede derivar en problemas auditivos o musculoesqueléticos si no se aplican medidas preventivas.
Normativa y cultura preventiva
En España, la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (31/1995) es el marco legal que regula la seguridad en todos los sectores, pero en el caso ferroviario, además, existen normativas específicas y protocolos muy detallados. Cada acceso a una vía debe estar autorizado, las zonas de trabajo tienen que señalizarse con precisión y es obligatorio el uso de equipos de protección individual (EPI) adaptados al entorno.
Organismos como el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) han señalado en diversas guías la importancia de la formación continua en el sector ferroviario. Un operario de taller no se enfrenta a los mismos riesgos que un equipo de mantenimiento de catenarias, pero todos comparten una premisa: sin prevención no hay seguridad posible.
Equipos y medidas preventivas
La lista de medidas preventivas en trabajos ferroviarios es amplia, pero destacan algunas fundamentales:
- Señalización y permisos de acceso: antes de iniciar cualquier tarea en vía, debe estar garantizada la interrupción del tráfico ferroviario o la señalización correspondiente.
- Formación especializada: todos los trabajadores deben estar capacitados para identificar riesgos eléctricos, mecánicos y de circulación.
- Equipos de protección individual:
- Casco de seguridad con barboquejo.
- Chaleco reflectante homologado para visibilidad diurna y nocturna.
- Protección auditiva frente a maquinaria y motores.
- Guantes adecuados según la tarea (dieléctricos, anticorte, de precisión).
- Calzado de seguridad con suela antideslizante, resistencia eléctrica y protección frente a impactos y perforaciones.
- Planes de emergencia y evacuación: simulacros regulares para responder ante atropellos, incendios o accidentes eléctricos.
Datos y cifras
El sector del transporte ferroviario en España da empleo a más de 30.000 personas de manera directa, entre operarios, técnicos de mantenimiento, conductores y personal de infraestructuras. Según datos del INSST, los accidentes más comunes en este entorno son las caídas al mismo nivel, seguidos por los golpes y atrapamientos en talleres. Sin embargo, los de mayor gravedad están vinculados a atropellos en vía y contactos eléctricos de alta tensión.
En los últimos años, gracias a la modernización de protocolos de seguridad y a la concienciación en prevención, se ha reducido de forma notable la siniestralidad grave, aunque todavía queda camino por recorrer.
Conservación y futuro
La seguridad ferroviaria no es solo cuestión de cumplir una normativa; es una cultura que debe impregnar a todo el sector. En un momento en el que España está ampliando sus redes de alta velocidad y modernizando líneas convencionales, la prevención de riesgos laborales es más crucial que nunca. Cada trabajador que pisa una vía o un taller necesita saber que cuenta con la formación, los protocolos y el equipo necesario para volver a casa con seguridad.
La prevención no es un trámite burocrático, sino el mejor aliado del ferroviario. Y el compromiso de las empresas del sector —junto a fabricantes de equipos de protección— marcará la diferencia en un futuro donde la seguridad sobre raíles será tan importante como la velocidad de los trenes.