Cómo elegir y mantener el calzado de seguridad para trabajos en entornos húmedos y fríos

Cómo elegir y mantener el calzado de seguridad para trabajos en entornos húmedos y fríos

Guía técnica para proteger al trabajador cuando el clima es un riesgo añadido

El calzado de seguridad es una de las piezas clave del Equipamiento de Protección Individual (EPI). Pero cuando el trabajo se desarrolla en entornos húmedos, lluviosos, fríos o con suelos mojados, la exigencia es aún mayor. No basta con cumplir la norma: el calzado debe estar preparado para resistir agua, temperaturas bajas y superficies resbaladizas, garantizando confort y seguridad durante toda la jornada.

En este post analizamos, desde un punto de vista técnico, qué características debe tener un calzado de seguridad diseñado para condiciones frías y húmedas, qué normativa influye en su elección, a qué riesgos responde y cómo debe mantenerse para alargar su vida útil sin comprometer la protección.

Por qué los entornos húmedos y fríos requieren un calzado específico

Trabajar en zonas exteriores, cámaras frigoríficas, obras en invierno, plataformas logísticas, industria alimentaria o mantenimiento en zonas mojadas aumenta el riesgo de:

  • resbalones y caídas,
  • pérdida de adherencia,
  • pisadas inestables,
  • entrada de agua,
  • rigidez del material por frío,
  • pies húmedos y enfriamiento,
  • fatiga muscular por suela endurecida,
  • menor sensibilidad táctil.

Si el calzado no está preparado, la seguridad del trabajador se ve comprometida desde el primer paso.

Características que debe cumplir un calzado para estos entornos

Impermeabilidad real y transpirabilidad

Un calzado para entornos húmedos debe evitar la entrada de agua, lluvia, nieve o humedad ambiental, pero a la vez permitir la transpiración.

Características recomendadas:

  • membranas impermeables y transpirables,
  • lengüeta cerrada o tipo fuelle,
  • cuellos o cañas que impidan filtraciones,
  • materiales hidrofugados.

La humedad es uno de los principales factores de aparición de lesiones por frío: mantener el pie seco es prioritario.

Suela antideslizante de alto rendimiento (SRC)

En suelos mojados o fríos, la adherencia determina la seguridad.

Una suela debe:

  • tener clasificación SRC (resistencia al deslizamiento en cerámica + acero),
  • conservar flexibilidad en temperaturas bajas,
  • mantener el dibujo y canales de evacuación en buen estado,
  • ofrecer tracción incluso en suelos grasos o húmedos.

Las gomas técnicas mantienen mejor el grip en frío que las suelas genéricas.

Aislamiento térmico

El frío reduce la sensibilidad y aumenta la fatiga muscular.

El calzado debería incluir:

  • forros interiores térmicos,
  • materiales aislantes que mantengan la temperatura estable,
  • diseño que evite puentes térmicos en puntera y suela,
  • espacio suficiente para calcetines técnicos sin comprimir el pie.

Un pie frío reacciona peor, se mueve menos y se lesiona antes.

Flexibilidad en condiciones frías

A bajas temperaturas, algunas suelas se endurecen, perdiendo tracción y comodidad.

Un calzado adecuado debe:

  • mantener flexibilidad en frío,
  • absorber impactos sin rigidizarse,
  • permitir un paso natural.
Protección reforzada

Además de la impermeabilidad y el aislamiento, no pueden faltar los elementos EPI obligatorios:

  • puntera de seguridad (acero, aluminio o composite),
  • plantilla antiperforación,
  • absorción de energía en el talón,
  • resistencia a hidrocarburos,
  • estabilidad en torsión.

Normativa aplicable

El calzado de seguridad que se utiliza en entornos húmedos y fríos debe cumplir:

✔️ EN ISO 20345

La norma general de calzado de seguridad.
Dentro de ella, los marcados más relevantes para estos entornos incluyen:

  • SB: requisitos básicos
  • S1 / S1P: zonas secas
  • S2: impermeabilidad parcial
  • S3: suela antiperforación + repelencia al agua
  • SRC: resistencia al deslizamiento
  • WR: resistencia elevada a la penetración de agua

Para ambientes de humedad y frío, lo más común es buscar S2, S3 o WR + SRC.

Riesgos laborales específicos del frío y la humedad

En condiciones invernales o mojadas, el trabajador está expuesto a:

Resbalones y caídas

Principal causa de accidente en:

  • obra,
  • logística,
  • industria alimentaria,
  • mantenimiento.
Pérdida de estabilidad

La combinación de barro, agua y superficies heladas afecta a la pisada.

Hipotermia localizada

El pie es una de las principales zonas de pérdida de calor corporal.

Fatiga muscular

El frío endurece articulaciones y suelas inapropiadas.

Lesiones por humedad

Aparecen por:

  • maceración de la piel,
  • frío prolongado,
  • roce con materiales mojados.

Mantenimiento del calzado: clave para alargar su vida y mantener la seguridad

El cuidado del calzado es tan importante como la elección.

Aquí van prácticas completamente seguras y recomendadas:

Secado adecuado
  • nunca sobre radiadores o fuentes de calor directo,
  • extracción de plantilla para secado completo,
  • relleno con papel absorbente si hubo entrada de humedad.
Limpieza regular
  • retirar barro y sales (que deterioran el material),
  • usar cepillo para conservar el dibujo de la suela,
  • limpiar membranas exteriores con productos neutros y compatibles.
Revisión periódica

Comprobar:

  • desgaste del dibujo,
  • grietas en suela,
  • roturas en fuelles,
  • despegues,
  • flexibilidad de la goma.
Almacenamiento
  • en lugares secos,
  • evitando exposición prolongada al frío extremo cuando no se usan,
  • sin aplastar el calzado.

Recomendaciones prácticas para trabajos en invierno

  • Usar calcetines técnicos térmicos.
  • Llevar siempre un recambio si se trabaja muchas horas en exterior.
  • Elegir cañas medias o altas para mayor aislamiento lateral.
  • Revisar suela antes de trabajos en superficie helada.
  • Cambiar el calzado cuando pierda adherencia o flexibilidad.

Cuando el clima es un riesgo, el calzado es la primera línea de defensa

Trabajar en frío y humedad no es solo incómodo: puede ser peligroso si el calzado no está preparado.
Elegir botas con impermeabilidad real, suela antideslizante, aislamiento adecuado y buena flexibilidad es esencial para garantizar una jornada segura y productiva.

La seguridad empieza por los pies.
Y en invierno, más que nunca, elegir el calzado adecuado marca la diferencia.